Es un restaurante que se encuentra en la calle de Fernán González, muy cerca de la Catedral.
El lugar está un poco escondido y el sitio no es muy grande, aunque bastante apañado. Es un restaurante vegetariano, y además cuenta con una pequeña zona de lectura sobre este tipo de comida y también un pequeña tienda con productos veganos.
Es un lugar bastante rústico pero con una decoracion muy campestre y además se ve la cocina desde el comedor.
Lo sorprendente de este lugar es que sólo lo llevan dos personas, el cocinero y la camarera, a pesar de ello, son muy ágiles. Cuenta con dos inconvenientes el primero es, que si vas a la hora punta, no suele haber sitio para comer y el segundo, que no dan cenas.
En lo que a la gastronomía se refiere es una delicia, no sólo dirigida a personas vegetarianas, sino también a personas que les gusta probar cosas nuevas y sobre todo que le gustan los sabores fuertes. Tal vez el lugar no sea idóneo para personas que tienen problemas en el estómago porque utilizan muchas especias y los sabores son muy potentes.
Aunque no os guste la verdura os propongo este lugar como reto para que dejéis de odiarla, además que también cuenta con una gran variedad de pasta y arroces.
Tienen menú del día y carta. En este caso pedí menú del día, muy completo, con gran variedad de platos:
De entrante, ajo blanco con manzana y virutas de kikos. Aunque tal vez el hecho de que sea una crema de ajo pensemos que es muy fuerte, apenas se nota. Es un ligero sabor y es muy cremoso.
De primero, chop suey. verduras salteadas al wok con salsa china y arroz hinchado. Este plato para quien no le guste la verdura no es recomendado, y también es el que menos me gustó. Aun así está tratado con suma delicadeza y el arroz hinchado le da un toque diferente y a su vez crujiente. Mi amiga se pidió "Falso risotto", y me ganó en la elección sin duda, con un sabor mucho más fuerte, casi como si fuera pesto.
De segundo, pancho. Es una empanadilla mejicana de hojaldre rellena de alubias y picante. El picante no es muy fuerte, sino que le da sabor al plato. Además la salsa es como agridulce. Sinceramente, estaba tremendamente bueno.
Por último, el postre, mousse de naranja, manzana y lima con petazeta. Este postre es volver a la infancia con los petazetas típicos. De nuevo mi amiga me volvio a ganar pidiendo crema de yogurt con arándanos. Es verdad que mi postre es mucho más novedoso pero el sabor de la crema es inigualable.
Es una cocina casi de diseño, cuidan hasta el último detalle y además te aseguras de que probarás cosas nuevas. Por eso me reitero, creo que es un buen momento para acercarse a éste tipo de comida, que como podéis observar no sólo es verdura cocida.
Puedo decir que se curran mucho la comida, de ahí que siempre esté lleno. Además el precio muy económico ya que el menú del día son 10 euros, y sí os hacéis la pregunta de que sí pasaréis hambre, es un NO rotundo. Está muy bien de cantidad y además cuenta con entrantes cosa que pocos o casi ningún restaurante lo ofrece.
Un experiencia nueva que hay que repetir.